El ex jugador y actual entrenador, Diego Veronelli analiza las diferentes formas de progresar como jugador. El trabajo duro, la elección de los torneos y las estrategias, claves para crecer hasta el último día de la carrera de un tenista.

 

“El éxito relaja, engaña, nos vuelve peor, nos ayuda a enamorarnos excesivamente de nosotros mismos. El fracaso es formativo, nos vuelve solidos, nos acerca a las convicciones, nos hace coherentes” ¿Por qué elijo esta frase de Marcelo Bielsa y como se aplica un comentario de un referente del futbol mundial al tenis, a nuestro deporte?

 

En mis 15 años como jugador profesional y en mis cortos dos años como entrenador, pude vivir y observar al tenis en sus distintos niveles. En la etapa inicial, en menores (o juniors) en profesionales, tanto en los Futures como en los Challengers y ATP, siendo este ultimo el escalon donde la mayoria de los chicos que transitan por este deporte, quieren llegar.

 

Un denominador común a la hora de elegir los torneos a jugar (en todos los niveles), es la de ir al más “flojo”, el que representa un menor desafío en cuanto a exigencia de los rivales a enfrentar.

 

El actual formato de torneos nacionales para menores es un claro ejemplo ya que permite establecer una estrategia cuando debemos armar un calendario para los chicos. Contrastando con el modelo anterior de metropolitanos, zonales, provinciales y finalmente nacionales, donde los mejores de cada región se ganaban un lugar en el Nacional, donde se enfrentaban los mejores de todo el país. Lo mismo esta sucediendo en torneos profesionales (futures y challengers).

 

No creo que haya un engaño mayor que el del ranking conseguido a base de un calendario armado con ese fin, ya que en mi opinión es la convivencia con los mejores, la que nos hace acercarnos a ellos y mejorar. Ver cómo entrenan, qué comen, qué hacen en la cancha y fuera de ella. Entrenar con ellos, y sí, perder. Aprender y seguir trabajando. Trabajar y seguir aprendiendo. Ellos, “los buenos”, tienen una raqueta, la misma cantidad de brazos y piernas, y respiran como los demas. La legion argentina que se fue y de la que quedan algunos exponentes todavía, es un fiel reflejo de la sana competencia y el mutuo aprendizaje.

Exigencia de

 

Nadie queria ser menos. Si el puede, yo puedo.

 

Ojalá siga esa mentalidad, la de querer ser mejores jugadores, y no mejores en el ranking. Eventualmente, ese ranking que se consigue en un torneo “flojo” te lleva a un embudo que desemboca en los mejores del mundo. Y la distancia va a ser mayor, y asi el golpe.

 

Soy consciente de que tener torneos en el país es una ventaja. Tambien soy realista y se que es mas facil entrar al torneo sin tener que sortear la clasificacion. Pero mi consejo es no escatimar a la hora de invertir, ya sea en un entrenador, en una gira a Europa, o en el aprendizaje. Hasta el último día de nuestras carreras podemos ser mejores. Todo depende de que entienda cada uno por ser mejor.

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